Con la persona amada (ella es rubia, esbelta, sonriente). Y un poema sobre el Sol, quizá de las Odas elementales. Bajo el libro, la mesa tiene un matiz amarillento: sé que está así por el desgaste, pero también noto que es como si el libro, o el poema, hubiera manchado de sol a la mesa.
Los niños falsos (sueño)
Yo era un punto de vista flotante, como un fantasma. Pasaba por encima de una mesa a la que estaban sentados un adulto, un niño y una niña, éstos últimos como de entre seis y ocho años. Pero yo sabía que no eran verdaderos niños, sino otra clase de seres (¿duendes?), que habían adoptado una apariencia infantil; y supe entonces que soñaba.
John Lennon y los hijos del emperador de China (sueño)
John Lennon pasó sus últimos años en la China maoísta.
Viajamos con un reportero a China, que es una casa con un gran jardín cuadrado. El jardín es el emperador (China es maoísta e imperial al mismo tiempo). Su hijo y su hija son jóvenes y visten como guardias rojos. Uno de los viajeros canta canciones de Lennon con la princesa.
En el centro del jardín hay unas plantas, quizá maleza, cuya existencia es tolerada por respeto a la memoria de John Lennon.
También escucho la primera canción compuesta por él: su propia voz lleva la melodía, y un violín hace acordes. Suena como de Jethro Tull. Además, “Alice in Wonderland”, de Jefferson Airplane, fue también compuesta por Lennon.
El regalo de la gitana (sueño)
Mi amigo D.M. y yo viajamos por carretera. Tenemos prisa, pues queremos llegar a cierto castillo antes de que sea saqueado por los nómadas (quizá gitanos). El asalto ocurre cuando ya estamos ahí. Ellos me ordenan que vacíe el bolsillo de mi camisa. Temo que me quiten mis cosas; pero (al ver que todas son útiles para escribir) la muchacha que los acaudilla me las devuelve y dice: “A lo mejor las vas a necesitar”, y me pone un anillo en la mano derecha. Éste es de oro, delgado, y lo forman dos filamentos trenzados.
También vamos a una cena en un departamento, a la que se ha invitado a escritores importantes. Me presentan a una conocida poeta de la Generación del Medio Siglo. La expresión de su cara es ridícula. “A ver, enséñame dos de tus libros”, me dice. Primero le muestro una antología de Juan Larrea, de quien ella se expresa con desdén. Luego, por error, le enseño un libro perteneciente a D.M.: una novela de Juan García Ponce, que es aprobado por la escritora.
Recuerdos fragmentarios de sueños
Unos «Cantos del demiurgo”: los entona mi amiga Rosi (de ascendencia maya); en este sueño, esos cantos son mencionados en el cuento «El ídolo de las Cícladas», de Julio Cortázar.
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Yo y otro negro componemos blues.
El lenguaje del agua
Dejas un rastro de palomas calcinantes.
Desciende la nube para dar por territorio un sueño de áridos insomnios.
En tu mano el agua, vuelta a nacer, hablaba un lenguaje de sombras luminosas.
El sacrificio del gallo (sueño)
En ese reino, la dinastía soberana casi se ha extinguido. Se ven obligados a entronizar a una pareja de negros lejanamente emparentados con el linaje real. Sobre ésta, se murmuran cosas por el estilo de: «¿Qué se puede esperar de una pareja real que necesita sacrificar un gallo cada Noche de Tara?” La «Noche de Tara» está consagrada a los manes de la fertilidad.
Paloma-mujer (sueño)
Atrapo a la paloma, la retengo unos instantes en mi mano, a sabiendas de que así le estorbo convertirse de nuevo en mujer.
La casa de la vida
La casa de la vida debe ser muy secreta, misteriosa e invisible. Sólo el disco solar penetra en sus misterios.
Antiguo Egipto (cómo debe ser un templo)