Posts tagged ‘Nietzsche’

1 May, 2015

Nietzsche: el asceta y la vida como «camino errado»


El asceta trata a la vida como un camino errado, que se acaba por tener que desandar hasta el punto en que comienza; o como un error, al que se le refuta -se le debe refutar- mediante la acción: pues ese error exige que se le siga, e impone, donde puede, su valoración de la existencia.

Friedrich Nietzsche, La genealogía de la moral. A. Sánchez Pascual. Alianza Editorial, 1997.

19 abril, 2015

Nietzsche sobre la «saison en Enfer»


Todo el que alguna vez ha construido un «nuevo cielo» encontró antes el poder para ello en su propio infierno.

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10 marzo, 2015

Lobo de corral y oveja con fauces de lobo


El hombre es ganado del hombre.
Nosotros somos nuestro mayor hato: el más abundante, el más productivo, el más oneroso.
El hombre es pastor, matarife, carnicero, cocinero del hombre. Pero todos somos ganado: el cocinero, el carnicero, el matarife y el pastor son también pastoreados, faenados, etc.
Nietzsche se equivoca al decir que el hombre de las clases dominantes, el «señor», es lobo y no cordero.
Y el propio Nietzsche nos da argumentos para contradecirlo: el » señor» es también producto de una selección artificial y de una formación, es decir, de una doma. El ser humano por naturaleza no es «señor»: ciertos humanos han sido entrenados para convertirse en lobos de corral, en perro que come perro, en ovejas con mandíbulas de lobo.
El «señor» es prisionero de esa previa selección y doma, es decir, de la sociedad, la cultura, la historia.
Sociedad, historia, cultura: doma.

22 diciembre, 2014

Qué puede y qué no puede ser definido


Sólo es definible aquello que no tiene historia.

La genealogía de la moral, II, 12.

9 diciembre, 2014

El maniqueísmo de los buenos y el simplismo de los rapaces


Quienes perciben la complejidad del mundo no buscan los matices, las contradicciones, los planos, los niveles, sino que éstos saltan frente a sus ojos.
Quienes perciben así la realidad se ven desbordados y paralizados, y quedan en desventaja frente a los que ven las cosas con mayor simpleza.
Quien ve sólo un aspecto de la realidad, tarda poco en tomar decisiones y actúa sin consideraciones hacia lo que no percibe (o percibe mal) porque no le interesa.
Y no me refiero nada más al simplismo de las convicciones morales, políticas o religiosas. También existe el simplismo de los codiciosos, los opresores y los violentos. Si quieren ver ejemplos, revisen las recientes declaraciones (y también los silencios) de los poderosos de México. Pero no las declaraciones que hacen «de cara a la nación «, sino las que emiten en foros y reuniones donde hablan sólo entre sus pares y, claro, las de sus redes sociales.
Pero no olvido que también existe el simplismo de los que buscan el bien, la justicia, etc., con sus duras consecuencias. Pasajes de la historia como la Revolución Mexicana y la Guerra Civil Española suelen poner de relieve estas realidades y llevarlas a sus extremos.

11 noviembre, 2014

Nietzsche: el goce de ver despreciar y maltratar


El exaltador sentimiento de serle lícito [..], en el caso de que la aplicación de la pena haya pasado ya a la «autoridad», el verlo despreciado y maltratado. La compensación consiste, pues, en una remisión y un derecho a la crueldad.

Nietzsche, La genealogía de la moral, II, 5. T. A. Sánchez Pascual. Alianza Editorial, 1997 (Biblioteca de Autor).

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11 noviembre, 2014

Nietzsche: el goce de «despreciar y maltratar a un ser como a un ‘inferior'»


Aclarémonos la lógica de toda esta forma de compensación: es bastante extraña. La equivalencia viene dada por el hecho dc que, en lugar de una ventaja directamente equilibrada con el perjuicio (es decir, en lugar de una compensación en dinero, tierra, posesiones de alguna especie), al acreedor se le concede, como restitución y compensación, una especie de sentimiento de bienestar, —el sentimiento de bienestar del hombre a quien le es lícito descargar su poder, sin ningún escrúpulo, sobre un impotente, la voluptuosidad de faire le mal pour le plasir de le faíre [de hacer el mal por el placer de hacerlo], el goce causado por la violentacíón: goce que es estimado tanto más cuanto más hondo y bajo es el nivel en que el acreedor se encuentra en el orden de la sociedad, y que fácilmente puede presentársele como un sabrosísimo bocado, más aun, como gusto anticipado de un rango más alto.
Por medio de la pena infligida al «deudor», el acreedor participa de un derecho de señores: por fin llega también él […] a experimentar el exaltador sentimiento de serle lícito despreciar y maltratar a un ser como a un «inferior».

Nietzsche, La genealogía de la moral, II, 5. T. A. Sánchez Pascual. Alianza Editorial, 1997 (Biblioteca de Autor).

 

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15 octubre, 2014

Crueldad y mnemotecnia: Nietzsche


Para que algo permanezca en la memoria, se lo graba a fuego; sólo lo que no cesa de doler permanece en la memoria.

Nietzsche: Genealogía de la moral, tratado 2o., 3. T. A. Sánchez Pascual.

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9 abril, 2014

Nietzsche: la «moral de señores»


  • Bueno vs. malo /  señorial vs. servil:
    • Cuando los dominadores son quienes definen el concepto de bueno, son los estados psíquicos elevados y orgullosos los que son sentidos como aquello que distingue y que determina la jerarquía. El hombre aristocrático separa de sí a aquellos seres en los que se expresa lo contrario de tales estados elevados y orgullosos: desprecia a esos seres. […] Es despreciado el cobarde, el miedoso, el mezquino, el que piensa en la estrecha utilidad; también el desconfiado de mirada servil, el que se rebaja a sí mismo, […] ante todo el mentiroso ―creencia fundamental de todos los aristócratas es que el pueblo vulgar es mentiroso (p.236).
  • Consciencia de la propia riqueza vital:
    • La especie aristocrática de hombre se siente a sí misma como determinadora de los valores, no tiene necesidad de dejarse autorizar […]. Todo lo que conoce que hay en ella misma lo honra: semejante moral es autoglorificación. En primer plano se encuentra el sentimiento de la plenitud, del poder que quiere desbordarse, la felicidad de la tensión elevada, la consciencia de una riqueza que quiere regalar y repartir (p.237).
  • Honor al poderoso, al rigor y a la dureza:
    • El hombre aristocrático honra en sí mismo al poderoso, también al poderoso que tiene poder sobre él, que es diestro en hablar y en callar, que se complace en ser riguroso y duro consigo mismo y siente veneración por todo lo riguroso y duro (p.237).
  • Honrar la tradición:
    • Los poderosos son los que entienden de honrar, esto constituye su arte peculiar, su reino de la invención. El profundo respeto por la vejez y la tradición ―el derecho entero se apoya en este doble respeto―, la fe y el prejuicio favorable para con los antepasados y desfavorable para con los venideros son típicos en la moral de los poderosos (p.237).
  • Lo que más hace que al gusto actual le resulte extraña y penosa una moral de dominadores es la tesis básica de ésta de que sólo frente a los iguales se tienen deberes; de que, frente a los seres de rango inferior, frente a todo lo extraño, es lícito actuar como mejor parezca (p.238).
  • La capacidad y el deber de sentir un agradecimiento prolongado y una venganza prolongada ―ambas cosas, sólo entre iguales―, la sutileza en la represalia, el refinamiento conceptual en la amistad, una cierta necesidad de tener enemigos (como canales de desagüe, por así decirlo, para los afectos denominados envidia, belicosidad, altivez ―en el fondo, para poder ser buen amigo (p.238) [Quizá referirse a la tragedia y la épica en general].
  • Todos ésos son caracteres típicos de la moral aristocrática, la cual, como ya hemos insinuado, no es la moral de las «ideas modernas», por lo cual hoy resulta difícil sentirla y también es difícil desenterrarla y descubrirla (p.238) [Ejemplos de errores al tratar de entenderla].
30 marzo, 2014

Nietzsche: características de una sociedad aristocrática


Es ésa una sociedad que cree en una larga escala de jerarquía y de diferencia de valor entre un hombre y otro hombre y que, en cierto modo, necesita de la esclavitud.

[El pathos de la distancia]

Surge de la inveterada diferencia entre los estamentos, de la permanente mirada a lo lejos y hacia abajo dirigida por la clase dominante sobre los súbditos e instrumentos, y de su ejercitación, asimismo permanente, en el obedecer y el mandar, en el mantener a los otros subyugados y distanciados.

[Origen de toda aristocracia]

Hombres dotados de una naturaleza todavía natural, bárbaros en todos los sentidos terribles de esa palabra, hombres de presa poseedores todavía de fuerzas de voluntad y de apetitos de poder intactos, lanzáronse sobre razas más débiles, más civilizadas, más pacificas.

Más allá del bien y del mal, t. A. Sánchez Pascual, IX, 257.