Posts tagged ‘mística’

6 enero, 2024

De La voz en el viento, 1928-1931


¡Ni cielos trastornados ni mares imprevistos!
Lo abrasaría todo el signo de mi frente.

❇ ❇ ❇ ❇ ❇ ❇ ❇ ❇ ❇

¡Con la brisa de un vuelo yo haré que nazca el dios!1

❃ ❃ ❃ ❃ ❃ ❃ ❃ ❃ ❃

No precipites nunca la muerte de una estrella,
aunque nazca en tus manos la sonrisa del sol.2

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Odio tu voz, que burla mi anhelo de presencia.

♅ ♅ ♅ ♅ ♅ ♅ ♅ ♅ ♅

Pero tu voz me tiene prendida a lo futuro,
y sé que aún no eres, porque gritas mi nombre.3

⚈ ⚈ ⚈ ⚈ ⚈ ⚈ ⚈ ⚈ ⚈

Puliré mi belleza con los garfios del viento.
Seré tuya sin forma, hecha polvo de aire (…).4

Ernestina de Champourcin

  1. De «Iniciación». ↩︎
  2. De «Barricada». ↩︎
  3. De «Despecho». ↩︎
  4. De «Amor». ↩︎
5 enero, 2024

Ernestina de Champourcin: de «Iniciación»


(…)
¡Abridme paso pronto!
Desenfocados huyen los vértices del cielo.
El que ha de venir con fuego en las entrañas
y agua pura de amor escondida en las venas
necesita mis labios.
¡Yo acercaré a su sangre la antorcha creadora!
¡Yo os lo traeré encendido como un radiante sol!

(…)

En La voz en el viento, 1928-1931

19 May, 2016

Jorge Cuesta sobre «Muerte sin fin»


De “Muerte sin fin de José Gorostiza” (1939)

Muerte sin fin es una poesía hondamente dramática. Pero su drama es interior, como en una poesía mística; interior y trascendental. Podríamos definir su asunto como los amores de la forma y de la materia, o como los amores del cuerpo y del espíritu, o como los amores de la parte sensible y la parte inteligible de la conciencia. Su profundidad mística se presta a diversas interpretaciones.

De “Una poesía mística” (1940)

Como en el Cántico espiritual de San Juan de la Cruz, que el alma se descubre en posesión de Dios, en posesión de su amado, y se entrega a gozar de ella, y a gozar de todo lo que hay en ella y que hace la delicia y la conciencia de la conciencia superior que la posee. Su feminidad espiritual se entrega a que dios la abrace y la disfrute, a que Dios la estreche y la haga sentir al estrecharla la cohesión y la solidez de su propia existencia humana. El alma se siente en Dios, y se mira a sí misma con los ojos de Dios. Toda ella está delante de los ojos que la aman; toda se enseña, toda se desnuda. Y no sólo se ve en ella misma, contenida en los límites de su minúscula vida personal: se ve como una persona trascendente, se ve como la totalidad de la creación. ¡Milagroso y místico efecto de la mirada de Dios!.

[…]

¿Pero hay un amor eternamente dichoso? […] Está al término de la contemplación, al extremo del éxtasis, en la cima de la felicidad.

¡Qué trebolar tan mullido, qué parasol de niebla
se regala en el ánimo
para gustar la miel de sus vigilias!

En este punto de la comunión mística ni siquiera la muerte es un reposo de la dicha. Una dicha así no se reposa, sino que:

siente que su fatiga se fatiga,
se erige a descansar de su descanso
y sueña que su sueño se repite,
irresponsable, eterno,
muerte sin fin de una obstinada muerte.

Y es este punto nacen la sospecha y el dolor, tanto más hondos cuanto más incomparable era la dicha descubierta. El alma se rinde a la evidencia de que la participación de Dios en el deleite es sólo una participación de los ojos, una participación intelectual, una participación ilusoria. ¡Oh, qué grito de desconsuelo del amor engañado! ¡Qué torturante sentido inesperado y retrospectivo cobran las imágenes que sólo parecían pasto de la dicha:

¡Ay, y con qué miradas de atropina
tumefactas e inmóviles…

esto es, indiferentes y glaciales, el Amante le contemplaba en su ingenuidad! ¡Ay, con qué lejanía, con qué desapego, con qué abandono en realidad! ¡Qué grito de amor herido la desgarra!:

¡Oh inteligencia, soledad en llamas,
que todo lo concibe sin crearlo!
Finge el calor del lodo,
su emoción de substancia adolorida,
el iracundo amor que lo embellece
y lo encumbra más allá de las alas
a donde sólo el ritmo
de los luceros llora,
mas no le infunde el soplo que lo pone en pie
y permanece recreándose en sí misma,

[…]

En la segunda parte de la poesía yo recomendaría que se viera el proceso de la reconciliación de los místicos amantes. Y habría oportunidad de señalar en ella una originalidad mística que haya razones para considerar con asombro. La reconciliación es favorecida por la sumisión de dios, como siempre ha sucedido en las pasiones sagradas. Pero la feminidad de la alma ha exigido aquí al Amante una humillación inaudita: le ha exigido a dios, como prueba de amor, que viva su destino mortal y no sólo lo vea y lo perdone: le ha exigido a dios que muera. Y Dios se lo ha concedido, Dios muerde la manzana que esta Eva psicológica le tiende con esa monstruosa mirada del apetito más devastar del universo que existe, y con que la mujer fascina a sus víctimas, cosa que la asemeja a la serpiente, Dios muerde la fruta, y se entrega a la posesión más que física que el alma le solicita: se entrega a sufrir, y ya no sólo a contemplar el padecimiento universal de la materia. (p. 233)

31 agosto, 2015

«Un halo de muerte que hace odiosa su belleza» (G. Bataille)


La particularidad de la tentación es que lo divino ha dejado de ser sensible bajo su forma mística (ya sólo es inteligible). Lo divino sensible en aquel instante es de orden sensual, demoniaco si se quiere, y este demoniaco-divino, este divino-demoniaco propone lo msimo que el Dios hallado en la experiencia mística mayor propone, y lo propone más profundamente, puesto que el religioso preferiría la muerte real a caer en la tentación.
[…]
Debido a su pavor ―y al consiguiente rechazo― el objeto que atrae al religioso ya no tiene el mismo sentido que la reina que lleva al insecto a la muerte a plena luz: el objeto negado es a la vez odioso y deseable. Su atractivo sexual tiene la plenitud de su esplendor, su belleza es tan grande que mantiene al religioso en su arrobamiento. Pero este arrobamiento es en el mismo instante un temblor: lo rodea un halo de muerte, que hace odiosa su belleza.

«Mística y sensualidad» (sobre Mystique et continence, obra colectiva de 1952, Etudes Carmélitaines), Bataille, Georges: El erotismo, Tusquets, 2008, T. A. Vicens y Marie Paule Sarazin, p.242.

20 abril, 2015

Santa Teresa: «Ni se ve la lumbre, ni dónde está»


Entiende una fragancia -digamos ahora- como si en aquel hondón interior estuviese un brasero adonde se echasen olorosos perfumes; ni se ve la lumbre, ni dónde está; mas el calor y humo oloroso penetra toda el alma, y aun hartas veces, como he dicho, participa el cuerpo. Mirad, entendedme, que ni se siente calor, ni se huele olor, que más delicada cosa es que estas cosas, sino para dároslo a entender.

24 noviembre, 2014

Jacob Frank: ingresar al abismo


«Ahora estamos todos bajo la obligación de ingresar al abismo», en el cual todas las leyes y las religiones son aniquiladas.

Jacob Frank, citado y parafraseado por G. Scholem en El misticismo extraviado, trad. Mónica Sifrim. Buenos Aires: Lilmod, 2005.

15 noviembre, 2014

Swedenborg: los espíritus de Mercurio


Algunos de ellos [los espíritus que habitan el planeta Mercurio] desean aparecer no como hombres, sino como globos cristalinos; su deseo de aparecer así, aunque a veces no lo hagan, se debe a que en la otra vida el conocimiento de las cosas inmateriales aparece representado por cristales.

Swedenborg, Immanuel: Antología, Editora Nacional, Eds: Imirizaldu, Jesús, 1977, Sin crédito de trad.

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3 noviembre, 2014

Jacob Frank y el descenso al abismo


Autor: Félicien Rops. Por desgracia, ignoro el título.

Autor: Félicien Rops. Por desgracia, ignoro el título.

Sentencias de Jacob Frank citadas por Scholem:

Debemos descender, porque sólo después podemos escalar hacia el infinito.

Éste es el principio místico de la Escala de Jacob, que yo he visto y que tiene la forma de una V.

Yo no vine a este mundo para elevarte sino para impulsarte al fondo del abismo.

En palabras de Scholem:

El descenso al abismo requiere no sólo el rechazo a todas las religiones y convenciones, sino también cometer «actos extraños». Esto demanda una erradicación del propio sentido de la individualidad , de modo que el libertinaje y el logro de ese estado de desvergüenza que conduce a la restauración (tikun [término propio de la escatología cabalística] del alma sean una misma cosa.
«Nosotros ahora estamos todos bajo la obligación de ingresar al abismo», en el cual todas las leyes y las religiones son aniquiladas.

Scholem, Gershom: El misticismo extraviado, Buenos Aires, Lilmod, 2005, p.145, T. Mónica Sifrim. Reúne art. de la Encyclopedia Judaica y The Mesianic Idea in Judaism.

26 octubre, 2014

«Son leyes de muerte y dañinas para la humanidad»


Enseñanzas del pretendido mesías Jacob Frank (1726-1791): El «Buen Dios» (quien no ha creado el mundo en el que vivimos)

todavía no es capaz de revelarse […] al género humano, «porque el mundo está sometido a la servidumbre de leyes que no son buenas en absoluto».

Entonces, es necesario liberarse de la dominación de esas leyes, que son leyes de muerte y dañinas para la humanidad.

Scholem, Gershom: El misticismo extraviado, p.143, Buenos Airis: Lilmod, 2005, T. Mónica Sifrim. Reúne art. de la Encyclopedia Judaica y The Mesianic Idea in Judaism. El cuidado de la edición deja mucho que desear (por ejemplo, palabras no traducidas del inglés, como psychic). Además, no incluí las notas de referencia.

20 julio, 2014

Un viaje místico (China, s. I)


White and Greens in Blue by Mark Rothko

White and Greens in Blue by Mark Rothko (Photo credit: cliff1066™)

Me elevé hasta las grietas del cielo, de donde surgen los relámpagos, y me sumergí hasta el Gran Abismo. En la más profunda profundidad, la tierra desapareció; sobre las alturas más altas, el cielo se volvió invisible. Cuando miré hacia abajo, ningún sonido llegó hasta mi oído asombrado. Recorriendo en seguida el no-actuar, alcancé la pureza y entré en la esfera del Gran Comienzo original.

 

Anónimo: Viaje hacia las comarcas lejanas, en las Elegías de Chu. T.del francés por M. A. Zamudio. En W. Bauer, «Viajeros sin morada y partida hacia un mundo mejor», Diógenes. Revista Internacional de Ciencias Humanas, núm. 165, 1997.