Archive for enero, 2012

27 enero, 2012

Todas las minificciones de El Cuento


Como dicen los autores del blog, «En cincuenta años de vida de la revista, lograron publicarse más de 140 números, cada uno de ellos, una verdadera antología». Este sitio reúne las minificciones publicadas en esa histórica revista.

25 enero, 2012

El ideal de la poesía renacentista, expresado por Don Quijote


Este fragmento (del capítulo XVI de la 2a parte) es fácil de encontrar en la red; por ejemplo, en Artes Poéticas. Sin embargo, por su hermosura y pertinencia para nuestros temas, no puedo limitarme a poner el vínculo. Al releerlo, compruebo una vez más lo que ya sabemos: que Cervantes lleva mucho de la libertad y la generosidad del Renacimiento a la atmósfera magnífica pero sofocante de la Edad Barroca. Pensemos, tan sólo, a cuánta de la más grande poesía del siglo XVII le cuadra mal esta imagen de la «doncella tierna y de poca edad»: el lujoso hedonismo del Polifemo, los terroristas recuerdos de la muerte quevedianos…

Espero poder subir más adelante un pequeño análisis de este otro discurso de Don Quijote, el cual, tras de su aparente sencillez, oculta mucha miga —como suele ocurrir con el gran loco.

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La poesía, señor hidalgo, a mi parecer, es como una doncella tierna y de poca edad, y en todo estremo hermosa, a quien tienen cuidado de enriquecer, pulir y adornar otras muchas doncellas, que son todas las otras ciencias, y ella se ha de servir de todas, y todas se han de autorizar con ella; pero esta tal doncella no quiere ser manoseada, ni traída por las calles, ni publicada por las esquinas de las plazas ni por los rincones de los palacios. Ella es hecha de una alquimia de tal virtud, que quien la sabe tratar la volverá en oro purísimo de inestimable precio; hala de tener, el que la tuviere, a raya, no dejándola correr en torpes sátiras ni en desalmados sonetos; no ha de ser vendible en ninguna manera, si ya no fuere en poemas heroicos, en lamentables tragedias, o en comedias alegres y artificiosas; no se ha de dejar tratar de los truhanes, ni del ignorante vulgo, incapaz de conocer ni estimar los tesoros que en ella se encierran. Y no penséis, señor, que yo llamo aquí vulgo solamente a la gente plebeya y humilde; que todo aquel que no sabe, aunque sea señor y príncipe, puede y debe entrar en número de vulgo. Y así, el que con los requisitos que he dicho tratare y tuviere a la poesía, será famoso y estimado su nombre en todas las naciones políticas del mundo. Y a lo que decís, señor, que vuestro hijo no estima mucho la poesía de romance, doyme a entender que no anda muy acertado en ello, y la razón es ésta: el grande Homero no escribió en latín, porque era griego, ni Virgilio no escribió en griego, porque era latino. En resolución, todos los poetas antiguos escribieron en la lengua que mamaron en la leche, y no fueron a buscar las estranjeras para declarar la alteza de sus conceptos. Y, siendo esto así, razón sería se estendiese esta costumbre por todas las naciones, y que no se desestimase el poeta alemán porque escribe en su lengua, ni el castellano, ni aun el vizcaíno, que escribe en la suya. Pero vuestro hijo, a lo que yo, señor, imagino, no debe de estar mal con la poesía de romance, sino con los poetas que son meros romancistas, sin saber otras lenguas ni otras ciencias que adornen y despierten y ayuden a su natural impulso; y aun en esto puede haber yerro; porque, según es opinión verdadera, el poeta nace: quieren decir que del vientre de su madre el poeta natural sale poeta; y, con aquella inclinación que le dio el cielo, sin más estudio ni artificio, compone cosas, que hace verdadero al que dijo: est Deus in nobis…, etcétera. También digo que el natural poeta que se ayudare del arte será mucho mejor y se aventajará al poeta que sólo por saber el arte quisiere serlo; la razón es porque el arte no se aventaja a la naturaleza, sino perficiónala; así que, mezcladas la naturaleza y el arte, y el arte con la naturaleza, sacarán un perfetísimo poeta. Sea, pues, la conclusión de mi plática, señor hidalgo, que vuesa merced deje caminar a su hijo por donde su estrella le llama; que, siendo él tan buen estudiante como debe de ser, y habiendo ya subido felicemente el primer escalón de las ciencias, que es el de las lenguas, con ellas por sí mesmo subirá a la cumbre de las letras humanas, las cuales tan bien parecen en un caballero de capa y espada, y así le adornan, honran y engrandecen, como las mitras a los obispos, o como las garnachas a los peritos jurisconsultos. Riña vuesa merced a su hijo si hiciere sátiras que perjudiquen las honras ajenas, y castíguele, y rómpaselas, pero si hiciere sermones al modo de Horacio, donde reprehenda los vicios en general, como tan elegantemente él lo hizo, alábele: porque lícito es al poeta escribir contra la invidia, y decir en sus versos mal de los invidiosos, y así de los otros vicios, con que no señale persona alguna; pero hay poetas que, a trueco de decir una malicia, se pondrán a peligro que los destierren a las islas de Ponto. Si el poeta fuere casto en sus costumbres, lo será también en sus versos; la pluma es lengua del alma: cuales fueren los conceptos que en ella se engendraren, tales serán sus escritos; y cuando los reyes y príncipes veen la milagrosa ciencia de la poesía en sujetos prudentes, virtuosos y graves, los honran, los estiman y los enriquecen, y aun los coronan con las hojas del árbol a quien no ofende el rayo, como en señal que no han de ser ofendidos de nadie los que con tales coronas veen honrados y adornadas sus sienes.

9 enero, 2012

Las figuras en el triángulo de Ogden-Richards según el Grupo μ


Como recordaremos, el triángulo de Ogden-Richards es una representación gráfica de las relaciones entre lenguaje, pensamiento y realidad. El Grupo μ, autor de la famosa Retórica general, lo ha empleado para exponer la ubicación de las figuras retóricas en los diversos planos del lenguaje, según su acercamiento estructuralista sl tema. V. Dubois, Jacques et al.: Retórica general, Paidós, 1987, p.77.

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6 enero, 2012

Algunas estrofas importantes


Me limito a estrofas muy frecuentes en la historia de nuestra lengua, características de los clásicos o típicas de algún periodo o movimiento. Evito referirme a las variaciones. Siempre que necesitemos mayor variedad y precisión, debemos acudir a manuales de métrica como los indicados en la bibliografía de Análisis de Textos: Navarro Tomás, etc. Sigan el vínculo que está abajo de la imagen.
Advertencia: aquí hay dos PDF. El primero contiene sólo un cuadro que permite ubicar a las estrofas según el metro y el número de versos. El segundo proporciona ejemplos de cada una de las clases de estrofas mencionadas en el primero.

cuad

cuad_estr (pdf)

ejemplos

ejemplos de estrofas

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4 enero, 2012

Métrica: algunos conceptos


Me limito a la definición de algunos términos esenciales, necesarios para la comprensión de otros temas, y de ciertos conceptos que no retomaré en las demás entradas.

Todas las explicaciones entrecomilladas provienen del Arte del verso de Tomás Navarro Tomás, excepto cuando se indique otra fuente. Las cursivas que no corresponden a títulos han sido puestas casi siempre por mí.

ACENTO RÍTMICO o DE VERSO. “Por acento de verso se entienden los golpes tónicos que exige el ritmo del verso […]. En la declamación, cada verso autónomo (esto es, que posea un ritmo propio) tiene, por lo menos, dos acentos rítmicos: uno de ellos va siempre en la parte final del verso [más exactamente: en la última palabra con sílaba tónica], y el otros es variable, y recae en una de las cuatro primeras sílabas” (Baehr 24).

ANACRUSIS. Sílabas átonas que preceden al primer acento rítmico: Las orquídeas penumbra mueren de una mirada / mal puesta de los hombres que no saben ver nada (Carlos Pellicer, “Discurso por las flores”).

CESURA y PAUSA VERSAL. Además de las pausas que separan entre sí a los versos y a las estrofas, existen (Quilis 71-72) las pausas versales, es decir, las ubicadas en el interior de un verso. Éstas no son obligadas por ninguna regla métrica, y no impiden la sinalefa. Ej.:

Y el lampo matinal las cimas dora,

la cruz se yergue oscura, pero eterna

en el vago apoteosis de la aurora (Justo Sierra, “Espartaco”).

Por su parte, la cesura “es una pausa versal que se produce en el interior del verso compuesto [en general, dodecasílabos y alejandrinos], y lo divide en dos hemistiquios”, además de excluir necesariamente la sinalefa (Quilis 72):

Yo persigo una forma  – que no encuentra mi estilo

botón de pensamiento  – que busca ser la rosa (Rubén Darío).

La práctica de la poesía moderna flexibiliza mucho los límites entre la cesura y las otras pausas versales, como en este ejemplo:

Los elefantes son, más comúnmente, grises:

a veces son gris-rata, a veces son gris-perla

y tienen sonrosadas como usted las narices (Renato Leduc, “Epístola a una dama que nunca en su vida conoció los elefantes”).

CLÁUSULA o PIE MÉTRICO. “Dentro del periodo, las palabras se organizan ordinariamente en cláusulas o núcleos de dos o tres sílabas [de las cuales la primera es siempre tónica; si alguna sílaba queda fuera de esa estructura, es otro caso de ANACRUSIS]” (22): el a – fán de mi – rarte se  di – lata (López Velarde, “La mancha de púrpura”).

DIÉRESIS. “Disgregación del diptongo [dentro de un verso]” (14). Ej. “y miro hacia el su-elo / de noche rode-ado” (Fray Luis de León). (Aunque rodeado contiene de por sí un hiato, la correcta declamación del poema exige subrayarlo un poco, para eludir la tendencia natural a la diptongación, que convertiría al heptasílabo en hexasílabo).

ENCABALGAMIENTO. “El encabalgamiento es un desajuste que se produce en la estrofa [y asimismo entre estrofas] cuando una pausa versal no coincide con una pausa morfosintática” (Quilis 74):

Es diáfano el crepúsculo. Parece

de joyante cristal. Abre en el cielo

su ágata luminosa, y es un velo

en que el azul del lago desfallece (Luis G. Urbina, “A una amiga lejana”).

En la estrofa anterior, todos los versos participan de algún encabalgamiento. Los dos primeros encabalgamientos son los más bruscos, ya que parece y abre, siendo verbos transitivos, hacen que el lector u oyente aguarde la aparición del objeto directo, retrasada por la pausa versal. En cambio, el encabalgamiento entre el verso 3 y el 4 es menos forzado, porque el verso 4 es una oración subordinada al sustantivo velo, y por lo tanto su aparición no es obligatoria en términos sintácticos.

HEMISTIQUIO. Cada una de las dos mitades en las que se divide un alejandrino o un dodecasílabo, separadas por la cesura.

HETEROMETRÍA. Presencia de de metros desiguales en una estrofa o poema; de semejante poema o estrofa se dice que es HETEROMÉTRICO.

ISOSILÁBICO, A. Estrofa o poema cuyos versos tienen todos igual medida, es decir, que presentan ISOSILABISMO.

PERIODO RÍTMICO INTERIOR. “La parte del verso comprendida desde la sílaba que recibe el primer apoyo [acentual] hasta la que precede al último [la última sílaba tónica del verso] constituye el periodo rítmico interior” (21): y con ritmo de péndola oscilando en la vía (Salvador Díaz Mirón, “El ejemplo”).

RIMA. “Total o parcial identidad acústica, entre dos o más versos, de los fonemas situados a partir de la última vocal acentuada” (Quilis 31). Más precisamente, la coincidencia debe ser exacta por lo menos en la última vocal tónica y en la última vocal átona. Así, en

A mis soledades voy,

de mis soledades vengo,

porque para estar conmigo

me bastan mis pensamientos (Lope de Vega)

los versos 2 y 4 riman (tienen rima asonante) porque ambos terminan en e tónica y o débil.

SINALEFA y SINÉRESIS. “Es tendencia general del idioma evitar el hiato que resulta de separar silábicamente en la pronunciación las vocales inmediatas. La práctica preferida consiste en reunir el conjunto vocálico en una sola sílaba mediante una contracción, que si ocurre dentro de la palabra se llama sinéresis, y si entre palabras, sinalefa” (14). Ej. Cuando contemplo el cielo / de innumerables luces adornado” (Fray Luis de León).

VERSO. “Serie de palabras cuya disposición produce un determinado efecto rítmico. […] El verso determina en principio su figura y límites mediante la combinación de sílabas, acentos y pausas” (10-11).

VERSO FLUCTUANTE. Verso cuya medida no es fija, pero que tampoco «excede de un margen limitado en torno a determinadas medidas con las cuales suele a veces coincidir. Ejemplo característico de verso fluctuante es el arte mayor del Laberinto [de Fortuna] de Juan de Mena” (12):

levante la Fama su boz inefable,

por que los fechos que son al presente

vayan de gente sabidos en gente;

olvido non prive lo que es memorable.

VERSO LIBRE. “Son libres los versos amétricos que no obedecen ni a igualdad de número de sílabas ni a uniformidad de cláusulas; el verso libre pone al servicio de los efectos del ritmo elementos diversos, sin someterse inexcusablemente a la regularidad del acento” (12).

VERSO MÉTRICO, VERSO AMÉTRICO y METRO. “Los versos son métricos si se ajustan a un determinado número de sílabas y amétricos si no se ajustan a tal igualdad. Sólo a los primeros les corresponde plenamente el nombre de metros” (11).

VERSOS SUELTOS o BLANCOS. Versos métricos carentes de rima.

3 enero, 2012

Blogs interesantes sobre literatura


No serán siempre sólo sobre literatura; tampoco, las únicas bitácoras valiosas o atractivas halladas por mí; me limito a las que pueden apoyarnos en nuestros cursos.

El violento matiz de la amapola

1 enero, 2012

Bibliografía para Análisis de Textos


Lírica

Beristáin, Helena. Análisis e interpretación del poema lírico. México: UNAM, 1989.
Rius, Luis: La poesía. México: ANUIES, Programa Nacional de Formación de Profesores, 1972.

Drama

Alatorre, Claudia Cecilia. Análisis del drama. México: Escenología, 1999.
Calvo, Norma Román: Para leer un texto dramático. México: Pax México, 2003.

Cuento

Poe, Edgar Allan. Ensayos y críticas. Prólogo de Julio Cortázar. Madrid: Alianza, 1973.

Novela

Bajtín, Mijail. Teoría y estética de la novela. Madrid, Taurus, 1989.
Bobes Naves, María del Carmen: La novela. Madrid: Síntesis, 1998.
Levin, Harry. El realismo francés: Stendhal, Balzac, Flaubert, Zola, Proust. Barcelona: Laia, 1974.
Lukacs, Georg. Teoría de la novela. Barcelona, EDHASA, 1971.

Métrica

Alonso, Amado. «El ritmo de la prosa». En Materia y forma en poesía. Madrid: Gredos, 1969, p.258-314.
Baehr, Rudolf. Manual de versificación española. Madrid: Gredos, 1970.
Domínguez Caparrós, José. Elementos de métrica española. Valencia: Tirant lo Blanch, 2005.
Huerta, David, Eduardo Hurtado y Josu Landa. Tres formas: romance, octava real y verso libre. México: LunArena Arte y Diseño, 2005. (Publicado originalmente por La Casa del Poeta Ramón López Velarde; no tengo ahora los datos, pero se encuentra en la Biblioteca Samuel Ramos).
Navarro Tomás, Tomás. Arte del verso. México: Compañía General de Ediciones, 1965 (3a ed.).
Quilis, Antonio: Métrica española. Madrid: Alcalá, 1973.
Valencia Morales, Henoc. Ritmo, métrica y rima: el verso en español. México: Trillas, 2000.

Narratología

Beristáin, Helena: Análisis estructural del relato literario: teoría y práctica. México: UNAM, 1982.
Pimentel, Luz Aurora: El relato en perspectiva: Estudio de teoría narrativa. México: Siglo XXI, 1998.

Estilística

Alonso, Amado. Materia y forma en poesía. Madrid: Gredos, 1965.
Alonso, Dámaso. Poesía española ensayo de métodos y límites estilísticos. Madrid, Gredos, 1950.
—y Carlos Bousoño. Seis calas en la expresión literaria española. Madrid, Gredos, 1951.

Retórica y poética tradicionales (sobre todo)

Beristáin, Helena. Diccionario de retórica y poética. México: Porrúa (varias ediciones).
Lausberg, Heinrich. Elementos de retórica literaria. Madrid: Gredos: 1975.
López Eire, Antonio. Esencia y objeto de la retórica. México: UNAM, 1996

Retórica y poética estructurales (sobre todo)

Dubois, Jacques et al. Retórica general. Madrid: Paidós, 1987.
Le Guern, Michel. La metáfora y la metonimia. Madrid: Cátedra, 1976.
David Pujante. Manual de retórica. Madrid: Castalia, 2003 (Castalia Universidad, 1).

La imagen poética; el símbolo

Pound, Ezra. El arte de la poesía. T. José Vázquez Amaral. México: Joaquín Mortiz, 1970.
Ricoeur, Paul. Teoría de la interpretación. T. Graciela Monges Nicolau. México: Siglo XXI-UIA.