13 May, 2024

El amanecer del pensamiento crítico


[Guillermo de Baskerville:] —Pero a veces es justo dudar.
[Jorge de Burgos:] —No veo por qué deba serlo. Cuando se duda hay que acudir a una autoridad, a las palabras de un padre o de un doctor, y entonces desaparece todo motivo de duda. Me parece que estáis impregnado de doctrinas discutibles, como las de los lógicos de París. Pero San Bernardo, con su es así y no es así, supo oponerse al castrado Abelardo, que quería someter todos los problemas al examen frío y sin vida de una razón no iluminada por las Escrituras. Sin duda, el que acepta estas ideas peligrosísimas también puede valorar el juego del necio que ríe de aquello cuya verdad, enunciada ya de una vez para siempre, debe ser el objeto único de nuestro saber […].
—Venerable Jorge —dijo Guillermo—, creo que sois injusto cuando tratáis de castrado a Abelardo, porque sabéis que fue la iniquidad ajena la que lo sumió en esa triste condición.
—Fueron sus pecados. Fue la soberbia de su confianza en la razón humana. Así la fe de los simples fue escarnecida, los misterios de Dios desentrañados (mejor dicho, se intentó desentrañarlos ¡necios quienes lo intentaron!), abordadas con temeridad cuestiones relativas a las cosas más altas, escarnecidos los padres por haber considerado que no eran respuestas sino consuelo lo que esas cuestiones requerían.

Umberto Eco, El nombre de la rosa. Segundo día, Tercia. T. Ricardo Pochtar. Con copia para Miguel de Unamuno.

13 May, 2024

Greguerías que se quedaron atrapadas en la Era del Jazz


(Ramón Gómez de la Serna, con una obra del mexicano Ernesto «El Chango» Cabral)

El agua de Colonia es el whisky para la ropa.

Cuando baja una mujer por una escalera de caracol parece haber sido despedida del Paraíso.

El gesto de sacarse el pañuelo del faldón del frac es un gesto indecente e ignominioso.

Cuando el cisne sumerge en el agua cabeza y cuello, es como la mano de un brazo femenino que busca en el fondo del baño una sortija.

La mujer que se muestra insinuante con el hombre mientras fuma engaña al cigarrillo con el hombre y al hombre con el cigarrillo.

12 May, 2024

Aforismos del agua


El ojo verdadero de la tierra es el agua.

«El lago hace al jardín. Todo se compone en torno de esta agua que piensa» (Paul Claudel, L’Oiseau noir dans le Soleil levant).

Cada adjetivo tiene su sustantivo privilegiado que la imaginación material retiene en seguida. La frescura es, pues, un adjetivo del agua. […] El agua es la frescura sustantivada.

En el arroyo habla la naturaleza niña.

Gastón Bachelard, El agua y los sueños. Trad. Ida Vitale.

11 May, 2024

El agua primitiva, el agua carnal, el agua universal


Los valores sensuales —y no las sensaciones—, estando vinculadas a sustancias, ofrecen correspondencias que no engañan. Así los perfumes verdes como las praderas son perfumes frescos: se relacionan con carnes frescas y lustrosas, con carnes plenas como carnes de niños. Toda la correspondencia está mantenida por el agua primitiva, por el agua carnal, por el elemento universal.

Gastón Bachelard, El agua y los sueños. Trad. Ida Vitale.

11 May, 2024

El fenomenismo en poesía es una doctrina sin fuerza


La imaginación material está segura de sí cuando ha reconocido el valor ontológico de una metáfora. Por el contrario, el fenomenismo, en poesía, es una doctrina sin fuerza.

Gastón Bachelard, El agua y los sueños. Trad. Ida Vitale.

9 May, 2024

«Alce su copa y brinde por Europa»


Los cráneos-copa son fragmentos de bóvedas craneales que fueron limpiados con esmero de pelo, piel y carne. Más tarde se rompían cuidadosamente hasta que tenían forma de bol. Estos fragmentos aparecen por primera vez en el Paleolítico superior, hace unos 20 000 años, y perviven en la prehistoria europea hasta la Edad de Bronce, hace aproximadamente 4000 años. Se trata de objetos que quizá fueron usados como contenedores de algún tipo de brebaje en ceremonias mágico-religiosas relacionadas con los eventos de antropofagia.

Palmira Saladié y A. Rodríguez-Hidalgo: Caníbales. Primeras evidencias de la antropofagia.

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6 May, 2024

En Italia, «son los bienes los que sirven para obtener dinero»: G. de Baskerville nos da una pequeña (y necesaria) lección de marxismo


[Adso:] —En Italia la ciudad no es como en mi tierra… No es sólo un sitio para habitar: es un sitio para tomar decisiones. Siempre están todos en la plaza, los magistrados de la ciudad importan más que el emperador o que el papa. Son… reinos aparte.
[Guillermo de Baskerville:] —Y los reyes son los mercaderes. Y su arma es el dinero. El dinero, en Italia, no tiene la misma función que en tu país o en el mío. El dinero circula en todas partes, pero allí la vida sigue siendo en gran medida dominada por el intercambio de bienes, pollos o gavillas de trigo, una hoz o un carro, y el dinero sirve para obtener esos bienes.

En cambio, como habrás advertido, en las ciudades italianas son los bienes los que sirven para obtener dinero. Y también los curas y los obispos, y hasta las órdenes, deben echar cuentas con el dinero. Así se explica que la rebelión contra el poder se manifieste como reivindicación de la pobreza, y se rebelan contra el poder los que están excluidos de la la relación con el dinero, y cada vez que se reivindica la pobreza estallan los conflictos y los debates, y toda la ciudad, desde el obispo al magistrado, se siente directamente atacada si alguien insiste demasiado en predicar la pobreza.

Umberto Eco, El nombre de la rosa. Segundo día, Tercia. T. Ricardo Pochtar.

5 May, 2024

Sobre el gran Olaf Stapledon, nacido el 10 de mayo de 1886


Este 10 de mayo se cumplen 138 años del nacimiento del gran escritor inglés Olaf Stapledon (1886-1950), quien mucho hubiera tenido que decir acerca del horror de este siglo XXI. Precisamente, las inverosímiles, monstruosas voces de quienes justifican y hasta vitorean el genocidio que Israel está perpetrando en Gaza me hizo sentir la necesidad de volver a su gran libro Hacedor de estrellas (Star Maker) de 1937, cuya traducción por Gregorio Lemos publicó Minotauro en 1965 (prologado por Borges como sólo él sabía prologar).
Del autor he leído sólo dos novelas aparte de la ya nombrada: Juan Raro y Sirio, las cuales por desdicha no conservo. La primera consiste en la Bildungsroman de un superhombre, narrada por él mismo, la cual concluye con el relato de su encuentro con los otros miembros de la primera generación de esa post-humanidad. La idea de la evolución que subyace a este libro tiene un sabor teleológico, el cual la aparta de Darwin y quizá lo acerca a Hegel, a Bergson o a incluso a Teilhard de Chardin.
De Stapledon no he leído Primeros y últimos hombres, una historia total de la humanidad, historia que llega más allá del Homo sapiens, al incluir a futuras especies derivadas de la nuestra. Tengo entendido que el tomista C. S. Lewis se sintió repelido por el (digamos) a-cristianismo de esta novela, y que esta reacción lo impulsó a escribir una de sus sagas —aquélla, me parece, que empieza en Out of the silent planet, donde los primeros hombres en Marte descubren que los habitantes de ese planeta no cometieron el pecado original y por lo tanto viven en felicidad paradisiaca, regidos por el ángel a quien Dios los encargó. El «planeta silencioso» es la propia Tierra, la cual, desde la rebelión de su ángel regente y la transgresión de Adán y Eva, ha cesado su comunicación con los planetas habitados por los otros hijos de Dios.
Desde mi punto de vista, la lectura de Stapledon le sería muy provechosa a la humanidad de hoy, cuya preferencia por Tolkien y Lewis quizá indica la nostalgia de una minoría de edad pre-ilustrada, en el sentido de Kant.

29 abril, 2024

Lo que los «diablos» anunciaron a Nezahualcóyotl


Estaba un día jugando Nezahualcoyotzin cuando cayó al agua, y dizque los diablos lo sumergieron, lo tomaron y lo llevaron a la cumbre del Poyauhtécatl para que allá hiciera penitencia. Se decía que allá le ungieron el cuerpo con agua y ceniza, y que luego le anunciaron: «Tú has de ser; nosotros te concedemos que por tu mano perezca la ciudad». Luego lo trajeron los diablos, y lo llevaron adonde lo habían tomado, y ya pudo salir Nezahualcoyotzin. Cuando lo vio Itzcoatzin se admiró mucho de que Netzahualcoyotzin hubiera salido con vida; y luego siguió creciendo y criándose Nezahualcóyotl.

Anales de Cuauhtitlan. Anónimo, 2a mitad del s. XVI. Trad. Rafael Tena

20 abril, 2024

El joven Juan Ramón se descubre modernista


–¿Tú eres modernista, Juan Ramón? –me dijo de pronto María Francisca Coronel, la Ninfa mayor del Parnaso moguereño, buena y bella amiga mía que admiraba mis dotes poéticas de adolescente–. Julio del Mazo me ha contado que en el Ateneo de Sevilla se dice que tú eres ahora modernista. Dime tú qué es eso.
   […] Era la primera vez que oía yo la palabra modernista, y me sonó limpia, fresca y simpática en labios de la Ninfa. Y la oía aplicada nada menos que a mí.
    ¿Qué significaba aquello?
 Yo acababa de publicar, en Huelva, Sevilla y Madrid, algunos versos como éstos:

por la risa de plata de las verdes estrellas,
entre blanca aureola de nardos somnolientos,
con el suave empuje de sus olas doradas, 
en la escala celeste del alma de la luna,
y las rosas enrojecen con la fuerza de su risa.

[…] Y había escrito estos versos, sin duda, porque había leído en La Ilustración Española y Americana de casa de mi hermana Ignacia, muy amiga de revistas, el májico poema “Cosas del Cid”, de Rubén Darío; y en El Gato Negro de Barcelona […] el para mí entonces extravagante “Friso” de Rubén Darío […]. Y Rubén Darío estaba en Madrid, enviado por La Nación de Buenos Aires. Yo lo sabía porque Vida Nueva había publicado un saludo al grande nicaragüense diciendo que “sus brazos unían América con España”, o algo parecido. 
   Muy escitado con aquello de modernista que yo era, me fui a Sevilla a ver a mis amigos de El Programa […]. Don José Lamarque de Novoa, protector del primero de esos periódicos literarios, me recibió asombrado y me dijo:
   –¿Ya está usted imitando a esos tontos del futraque, como Salvador Rueda?
   Yo, un poco colorado, le dije que Los camafeos de Rueda me gustaban, pero que los versos de Rubén Darío me gustaban más. 
   –¿Y quién es Rubén Darío? ¡Otro cursi, sin duda!
   […] Otra vez yo en Moguer, […] recibí una tarjeta postal de Francisco Villaespesa, que ya me había mandado su librito Luchas, influido por Díaz Mirón y por Rueda, en la que me llamaba “hermano” y me invitaba a ir a Madrid a luchar con él por el modernismo. [….] Y la tarjeta venía firmada también ¡por Rubén Darío!

Juan Ramón Jiménez, “El modernismo poético en España y en Hispanoamérica”, en El trabajo gustoso, Aguilar, México, 1961.