Search Results for “Sinbad”

5 agosto, 2019

Retratos de los Contemporáneos 2020-1


Adolfo Best Maugard: La polveada, 1922

A. Best Maugard (1891-1964) fue uno de los más grandes personajes del arte moderno en nuestro país. Pese a ello, quienes somos ajenos al mundo de las artes visuales tenemos poca consciencia de su vida y su obra…

Las preguntas para los dos cuestionarios se encuentran aquí.
Vean también las notas Requisitos para los trabajos finales y Algunos errores frecuentes en los trabajos finales y cuestionarios.
Las bibliografías sugeridas (insisto, sugeridas) están aquí y aquí.

Agosto

5 Introducción al curso.
12 La poesía mexicana antes de los Contemporáneos. Lecturas: Xavier Villaurrutia, “La poesía de los jóvenes de México”, y entradas del blog: La poesía mexicana en vísperas del modernismo y Gutiérrez Nájera, Díaz Mirón y González Martínez: tres poemas; Recomendable: Jorge Cuesta, “El clasicismo mexicano”.
19 El Adán y la Eva de nuestra poesía moderna (y de los Contemporáneos). Lecturas: Ramón López Velarde, “Mi corazón se amerita…”; y José Juan Tablada, haikúes de Un día… (sigan los vínculos internos y externos). Modernidad, “modernismo” y adiós a la tradición clásica. Lecturas: nota del blog “Forma y fondo”: de la poesía clásica a la poesía moderna (según J. Cuesta) (¡sigan el vínculo!). Lecturas: Ramón López Velarde, “La corona y el cetro de Lugones” en http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/prosas-dispersas.
26 Modernidad literaria y vanguardias. Lecturas: José Ortega y Gasset, La deshumanización del arte; entradas del blog: La imagen poética según Pierre Reverdy y Ezra Pound: la imagen (y otras reflexiones sobre la poesía); y poemas de la entrada de este blog Síntesis, análisis y dinamismo en poemas de los Contemporáneos.

Septiembre

2 Los Contemporáneos “espirituales”. Lecturas: entradas del blog Dos poemas de Jaime Torres Bodet; Carlos Pellicer “Iguazú”, y Fragmentos de «1915», de Manuel Gómez Morín.
9 La poesía pura. Lecturas: entradas del blog La poesía pura en Edgar Allan Poe y Poesía pura: algunas ideas de Paul Valéry; y José Gorostiza: Canciones para cantar en las barcas y “Preludio“, de Del poema frustrado, así como “Un hombre de Dios“, pasaje de “Notas sobre poesía” (ya lo subí al blog, sigan el vínculo interno).
16 Asueto.
23 J. Cuesta, G. Owen y X. Villaurrutia: del intelectualismo a los nocturnos. Lecturas: Poemas de Owen, Cuesta y Villaurrutia en las entradas «Toman posturas eternas» y X. Villaurrutia y G. Owen al filo de las doce (nocturnos).
30 Xavier Villaurrutia: Décima muerte. Entrega del primer cuestionario.

Octubre

7 La aventura poética de Carlos Pellicer: antología de la colección Material de Lectura.
14 La aventura poética de Gilberto Owen. Lectura: Sindbad el varado (en cualquier edición de sus obras, o en http://www.uam.mx/difusion/revista/nov2004/owen.html).
21 Gilberto Owen: «Poética» y Sinbad el varado (si no tienen sus obras, sigan los vínculos).
28 Una presentación de Muerte sin fin de J. Gorostiza.

Noviembre

4 José Gorostiza: Muerte sin fin.
11 Salvador Novo como poeta: antología de Material de Lectura.
18 Asueto.
25 Entrega del segundo cuestionario y examen o trabajo final.

Etiquetas:
11 febrero, 2013

Poemas de Gilberto Owen


An episode from the 5th voyage of Sinbad the S...

De Línea

POÉTICA
Esta forma, la más bella que los vicios, me hiere y escapa por el techo. Nunca lo hubiera sospechado de una forma que se llama María. Y es que no pensé en que jamás tomaba el ascensor, temía las escaleras como grave cardíaca, y, sin embargo, subía a menudo hasta mi cuarto.
Nos conocimos en el jardín de una postal. A mí, bigotes de miel y mejillas comestibles, los chicos del pueblo me encargaban substituirlos en la memoria de sus novias. Y llegué a ella paloma para ella de un mensaje que cantaba: «Siempre estarás oliendo en mí.»
Esta forma no les creía. Me prestaba sus orejas para que oyera el mar en un caracol, o su torso para que tocara la guitarra. Abría su mano como un abanico y todos los termómetros bajaban al cero. Para reírse de mí me dio a morder su seno, y el cristal me cortó la boca. Siempre andaba desnuda, pues las telas se hacían aire sobre su cuerpo, y tenía esa grupa exagerada de los desnudos de Kisling, sólo corregida su voluptuosidad por llamarse María.
A veces la mataba y sólo me reprochaba mi gusto por la vida: «¡Qué truculento tu realismo, hijo!» –Pero no la creáis, no era mi madre. Y hoy que quise enseñarle la retórica, me hirió en el rostro y huyó por el techo.

De «Sindbad el varado»

Día dieciséis,
El patriotero

Para qué huir. Para llegar al tránsito
heroico y ruin de una noche a la otra
por los días sin nadie de una Bagdad olvidadiza
en la que ya no encontraré mi calle;
a andar, a andar por otras de un infame pregón
en cada esquina,
reedificando a tientas mansiones suplantadas.

Acaso los muy viejos se acordarán a mi cansancio,
o acaso digan: «Es el marinero
que conquistó siete poemas,
pero la octava vez vuelve sin nada».

El cielo seguirá en su tarea pulcra
de almidonar sus nubes domingueras,
¡pero en mis ojos ha llovido en tantos deplorables paisajes!

La luz miniaturista seguirá dibujando
sus intachables árboles, sus pájaros exactos,
¡pero sobre mi frente no han arado en el mar tantas tinieblas!

La catedral sentada en su cátedra docta
dictará sumas de arte y teología,
pero ya en mis orejas sólo habita el zumbido
de un diablillo churrigueresco
y una cascada con su voz de campana cascada.

No huir. ¿Para qué? Si este dieciséis de Febrero borrascoso
volviera a serlo de Septiembre.

Día veintidós, 
Tu nombre, Poesía

Y saber luego que eres tú
barca de brisa contra mis peñascos;
y saber luego que eres tú
viento de hielo sobre mis trigales humillados e írritos:
frágil contra la altura de mi frente,
mortal para mis ojos,
Inflexible a mi oído y esclava de mi lengua.

Nadie me dijo el nombre de la rosa, lo supe con olerte,
enamorada virgen que hoy me dueles a flor en amor dada.

Trepar, trepar sin pausa de una espina a la otra
y ser ésta la espina cuadragésima,
y estar siempre tan cerca tu enigma de mi mano,
pero siempre una brasa más arriba,
siempre esa larga espera entre mirar la hora
y volver a mirarla un instante después.

Y hallar al fin, exangüe y desolado,
descubrir que es en mí donde tú estabas,
porque tú estás en todas partes
y no sólo en el cielo donde yo te he buscado,
que eres tú, que no yo, tuya y no mía,
qa voz que se desangra por mis llagas.